J.J. Redick ha sacudido el mundo del baloncesto con un movimiento inesperado hacia los banquillos, convirtiéndose en uno de los entrenadores menos convencionales que se recuerdan en la NBA. Aunque retirado desde 2021, su rápida transición de la cancha a los medios, y ahora a entrenador, ha dejado a muchos en la liga boquiabiertos. Su creciente fama como analista, especialmente al grabar un podcast con LeBron James, alimentó rumores que finalmente se materializaron. En solo tres años, lo que era solo una idea ha tomado forma, para sorpresa de muchos.
Sin embargo, esta elección no ha estado exenta de controversia. Mientras algunos aplauden la frescura que Redick podría traer al equipo, otros cuestionan su falta total de experiencia en los banquillos, generando un escepticismo palpable. Shaquille O’Neal, un exjugador que no teme decir lo que piensa, ha puesto el dedo en la llaga, advirtiendo sobre el enorme reto que enfrenta Redick: «Tiene el respeto de LeBron, ¿pero qué hay del resto del equipo? Esa será su verdadera prueba». Shaq fue más allá, declarando que él no podría haber jugado para alguien como Redick: «No quiero faltar el respeto, pero es una locura que alguien sin experiencia haya superado a candidatos más calificados como Sam Cassell».
Recordemos que cuando Shaq llegó a los Lakers en 1996, fue entrenado por Del Harris, un veterano con 16 años de experiencia en la NBA. Más tarde, trabajó bajo la leyenda Phil Jackson, quien ya contaba con seis anillos con los Bulls de Jordan. Es comprensible que Shaq tenga estas expectativas, pero la pregunta sigue siendo: ¿es el punto de vista de Shaq el único que vale?
El desafío para Redick es titánico. Deberá transformar su percepción entre jugadores que hasta hace poco eran sus rivales en la cancha, y ganarse su respeto como una figura de autoridad. Solo el tiempo dirá si este experimento audaz en la NBA resulta ser un éxito o un desastre.