En un pequeño rincón de Suecia, en la tranquila localidad de Torsby, nacía el 5 de febrero de 1948 Sven-Göran Eriksson, quien más tarde se convertiría en una de las figuras más respetadas y reconocidas del fútbol mundial. Desde muy joven, Eriksson se sintió atraído por el fútbol, aunque su carrera como jugador nunca despegó más allá de los modestos clubes suecos KB Karlskoga y Degerfors IF. Sin embargo, el destino le tenía preparado un camino diferente, uno que lo llevaría a dejar una huella imborrable en el mundo del fútbol, no como jugador, sino como uno de los entrenadores más influyentes de su generación.
Ascenso en Europa: De Gotemburgo a la Gloria
Fue en 1979, a la temprana edad de 31 años, cuando Eriksson asumió las riendas del IFK Göteborg, el club que lo catapultó a la fama. Bajo su liderazgo, el modesto equipo sueco alcanzó la gloria europea al ganar la Copa de la UEFA en 1982, un logro que sorprendió a muchos y que colocó a Eriksson en el radar de los grandes clubes europeos.
Este triunfo marcó el inicio de una brillante carrera en Europa. Eriksson pasó a dirigir al Benfica en Portugal, donde ganó tres títulos de liga y una Copa de Portugal. En Italia, su legado continuó con la Roma y, más notablemente, con la Lazio, donde conquistó la Serie A y la Recopa de Europa, logros que consolidaron su estatus como uno de los mejores entrenadores de su tiempo.
Inglaterra: Una Historia de Amor y Desafíos
En 2001, Eriksson hizo historia al convertirse en el primer entrenador extranjero en asumir el mando de la selección de Inglaterra. Su llegada fue recibida con gran expectativa, y su enfoque meticuloso rápidamente transformó a un equipo plagado de dudas en un competidor formidable en el escenario mundial. Durante su mandato, Inglaterra alcanzó los cuartos de final en la Copa del Mundo de 2002 y 2006, así como en la Eurocopa de 2004.
Sin embargo, su tiempo con Inglaterra no estuvo exento de dificultades. A pesar de su éxito en el campo, Eriksson fue a menudo criticado por su enfoque táctico, considerado demasiado conservador por muchos. Además, su vida personal, que se convirtió en un tema frecuente en los tabloides británicos, complicó su relación con la prensa y los aficionados. A pesar de todo, Eriksson mantuvo la calma, demostrando una dignidad y una profesionalidad que le ganaron el respeto de sus jugadores y colegas.
La Vida Después de Inglaterra
Tras su salida de la selección inglesa en 2006, Eriksson continuó su carrera dirigiendo a varios clubes y selecciones alrededor del mundo, incluyendo a la selección de México, Costa de Marfil, y Filipinas, así como equipos en la Premier League, Tailandia, y China. Aunque no logró repetir el éxito de sus años en Europa, su pasión por el fútbol nunca disminuyó, y siguió siendo una figura querida y respetada en todos los rincones del planeta.
Un Episodio Controvertido en México
En 2008, Eriksson asumió el mando de la selección de México, un desafío que resultó ser uno de los episodios más difíciles y polémicos de su carrera. Llegó a México en un momento en que la selección atravesaba por una fase complicada, con la misión de clasificar al equipo para la Copa del Mundo de 2010. Sin embargo, su gestión estuvo marcada por resultados inconsistentes y una falta de conexión con los jugadores y el entorno mexicano, lo que generó críticas tanto de la prensa como de los aficionados.
Eriksson no logró imponer su estilo europeo en un equipo que parecía desorientado bajo su dirección, y la situación llegó a un punto crítico tras una serie de malos resultados en las eliminatorias, incluyendo una dolorosa derrota 3-1 ante Honduras en marzo de 2009. Esta derrota selló su destino, y poco después fue destituido de su cargo, cerrando un capítulo breve pero tumultuoso en su carrera. Su paso por México, aunque breve, dejó una marca indeleble, reflejando las dificultades de adaptar un estilo táctico europeo a la idiosincrasia del fútbol latinoamericano.
Un Adiós Lleno de Agradecimiento
En enero de 2024, Eriksson reveló con valentía que le habían diagnosticado cáncer y que, según los médicos, le quedaba poco tiempo de vida. Con su característico optimismo, aprovechó estos últimos meses para despedirse de sus seres queridos y visitar los clubes que habían marcado su carrera. En estos viajes, fue recibido con admiración y cariño, recordando la calidez y la humildad que siempre lo caracterizaron, tanto dentro como fuera del campo.
El 26 de agosto de 2024, Sven-Göran Eriksson falleció a la edad de 76 años, rodeado del amor de su familia y admirado por millones de aficionados al fútbol en todo el mundo. Su muerte fue lamentada por toda la comunidad futbolística, desde los clubes donde trabajó hasta las selecciones que dirigió, y especialmente por aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo personalmente.
Legado: Más que un Entrenador, un Maestro
Sven-Göran Eriksson dejó un legado que trasciende sus logros en el campo. Fue un pionero, un hombre que no temía romper barreras y que siempre se mantuvo fiel a sus principios. Su estilo calmado, su capacidad para manejar la presión, y su enfoque táctico meticuloso inspiraron a una generación de entrenadores que siguen sus pasos.
Pero quizás su mayor legado sea el impacto personal que tuvo en quienes trabajaron con él. Conocido por su calidez y su humanidad, Eriksson siempre priorizó el bienestar de sus jugadores, ganándose su lealtad y respeto en cada equipo que dirigió. En un deporte donde la pasión a menudo se mezcla con la presión, Sven-Göran Eriksson demostró que se puede ganar manteniendo la integridad y la dignidad.
Su vida, llena de éxitos y desafíos, será recordada no solo por los títulos que ganó, sino por el ejemplo que dejó: el de un hombre que amaba el fútbol y que vivió para compartir esa pasión con el mundo. Hoy, el fútbol pierde a uno de sus grandes, pero su legado vivirá para siempre en los corazones de quienes lo vieron transformar el juego con su inteligencia, calma, y elegancia