Ricardo Adolfo Jacobo Carty, conocido en el mundo del béisbol como «Rico», falleció a los 85 años, dejando un legado imborrable tanto en el béisbol de las Grandes Ligas como en la historia deportiva de la República Dominicana. La noticia de su deceso fue confirmada por las Grandes Ligas, la Asociación de Jugadores y los Bravos de Atlanta, a través de sus respectivos comunicados en redes sociales. Aunque no se especificaron detalles sobre las circunstancias de su muerte, el periódico Listín Diario de República Dominicana reportó que Carty falleció en la noche del sábado en un hospital de Atlanta, tras haber sido ingresado semanas antes debido a complicaciones intestinales.
Carty es recordado principalmente por su sobresaliente desempeño con los Bravos de Atlanta, equipo con el que alcanzó gran notoriedad. En 1970, logró el título de bateo de la Liga Nacional con un impresionante promedio de .366, el más alto en las Grandes Ligas esa temporada. Su destreza con el bate, combinada con su carisma y personalidad, lo convirtió en uno de los jugadores más queridos de su época.
Un legado que perdura
El presidente de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (LIDOM), Vitelio Mejía Ortiz, expresó su pesar por la partida de Carty, destacando que su legado perdurará para siempre. «Rico Carty fue uno de los jugadores más importantes y carismáticos de la historia del béisbol dominicano, admirado por varias generaciones», señaló.
Por su parte, la Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas recordó a Carty como uno de los primeros jugadores latinos en brillar en las Grandes Ligas, ganándose el cariño no solo de los aficionados dominicanos, sino también de los seguidores del béisbol en San Pedro de Macorís y en Atlanta, donde se convirtió en un verdadero ícono.
Los Bravos de Atlanta rinden homenaje
Los Bravos de Atlanta, equipo con el que Carty jugó la mayor parte de su carrera, también honraron su memoria, destacando su conexión única con los fanáticos desde su llegada al equipo en 1966. La organización recordó su increíble talento, así como su generosidad y su sonrisa, que dejaban una huella imborrable en todos quienes lo conocieron. «Aunque su legado en el campo de juego será siempre recordado, su carisma y su humanidad dejan un vacío difícil de llenar», expresó el equipo en un comunicado oficial.
Una carrera llena de logros
El impacto de Carty en las Grandes Ligas comenzó de manera destacada en 1963, cuando debutó con los Bravos. En su temporada de novato en 1964, batió para .330, conectó 22 jonrones y remolcó 88 carreras, lo que lo llevó a quedar en segundo lugar en la votación para el Novato del Año de la Liga Nacional, solo detrás de Dick Allen. Esa misma temporada, se posicionó como el segundo mejor bateador de la liga, solo por detrás de Roberto Clemente.
Su mejor temporada llegó en 1970, cuando no solo ganó el título de bateo con un promedio de .366, sino que también conectó 25 jonrones y remolcó 101 carreras. Ese año, Carty fue convocado al Juego de Estrellas, donde formó parte del jardín junto a Willie Mays y Hank Aaron. Además, estableció un récord para los Bravos, al lograr el promedio de bateo más alto en la historia moderna de la franquicia.
El legado de Carty en números
A lo largo de su carrera en las Grandes Ligas, que se extendió por 15 años, Carty logró un promedio de bateo de .299, con 204 jonrones y 890 carreras impulsadas. Además de su paso por los Bravos, jugó en equipos como Cleveland Indians, Toronto Blue Jays, Oakland Athletics, Texas Rangers y Chicago Cubs. Se retiró en 1979, dejando una huella profunda en el béisbol.
En el ámbito local, Carty también dejó su marca en la Liga Invernal Dominicana, donde defendió los colores de equipos como las Estrellas Orientales, los Leones del Escogido, los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas. En reconocimiento a su sobresaliente carrera, fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 1989, consolidando su lugar como una de las grandes figuras del deporte en su país.
Una estrella eterna
Ricardo «Rico» Carty no solo será recordado por sus logros en el terreno de juego, sino por su legado como un hombre de familia y un referente para las futuras generaciones de peloteros. Su nombre será siempre sinónimo de excelencia, dedicación y carisma, tanto en el béisbol de las Grandes Ligas como en el corazón de todos los dominicanos.